Los insecticidas son vitales para controlar plagas que pueden transmitir enfermedades o dañar cultivos y propiedades. Su aplicación adecuada protege la salud pública, previene pérdidas económicas y garantiza la seguridad alimentaria. Al eliminar insectos no deseados como mosquitos, cucarachas y moscas, los insecticidas reducen el riesgo de enfermedades como el dengue, la malaria y la fiebre del Zika. Además, son esenciales en la agricultura para proteger los cultivos de plagas que pueden devastar las cosechas. Sin el uso de insecticidas, sería difícil controlar la proliferación de insectos y sus impactos negativos en la salud humana y el medio ambiente. Por lo tanto, los insecticidas desempeñan un papel crucial en la protección de la salud pública y la seguridad alimentaria.
Insecticidas
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